viernes, 17 de abril de 2020

CIUDADANÍA Y PARTICIPACIÓN. 2°B. de la Vega, Lucia

Hola chicos, pronto enviaré las correcciones de los trabajos anteriores, pero mientras seguiremos avanzando un poco más en el tema de los DDHH. Lo que nos interesa aprender ahora es cómo fue la situación de los mismos durante la última dictadura militar en nuestro país. Para ello, trabajaremos con el cuadernillo y responderán unas preguntas. Este trabajo deberán enviarlo hasta el lunes 27/04, al mail luciadlvega@gmail.com (también pueden enviar dudas respecto a la actividad) consignando nombre-apellido y curso del alumno.

El terrorismo de Estado en la Argentina
En 1976 un golpe de Estado derrocó al gobierno constitucional presidido por María Estela Martínez de Perón. Las Fuerzas Armadas asumieron el poder Ejecutivo, el Legislativo, los gobiernos provinciales y subordinaron al Poder Judicial. Se suspendieron las actividades políticas y gremiales, y varias organizaciones fueron proscriptas. Casi todas las funciones gubernamentales quedaron en manos de militares. Sin embargo, numerosos políticos colaboraron con el nuevo gobierno y se desempeñaron como intendentes y funcionarios de diversos ministerios. Por este motivo, se dice que fue una dictadura cívico-militar.
Desde 1930 se habían sucedido seis golpes militares con colaboración de varios sectores de la civilidad: dirigentes de partidos políticos, empresarios, miembros de la Iglesia, entre otros. Por eso, no se trataba de una experiencia nueva para la sociedad. Sin embargo, a partir de 1976, la Junta Militar implementó un plan de exterminio contra un sector de la población, cuyas características e intensidad represiva eran novedosas. Se denomina terrorismo de Estado, cuando un gobierno, con el fin de generar miedo o terror en la población, ejerce acciones ilegales, como perseguir, secuestrar, violar, desaparecer o asesinar personas para evitar que expresen sus opiniones.
Durante la última dictadura cívico-militar, el Estado ejerció el terrorismo de manera sistemática. Se organizaron grupos de tareas, conformados por militares, policías o civiles especialmente preparados para ejecutar ilegalmente secuestros de personas en sus domicilios privados o en la vía pública. A esta modalidad se la conoce como desaparición forzada de personas y pretendía la negación de los secuestros y asesinatos.
Una vez secuestradas las personas eran llevadas a diferentes edificios (casas, fábricas o dependencias policiales), que funcionaban secretamente, con la finalidad de albergar, torturar y asesinar a los detenidos. A estos lugares se los denomina Centros Clandestinos de Detención (CCD) y llegaron a montarse 610 a lo largo y ancho de todo el país. En total, se calcula que hubo alrededor de 30.000 víctimas del terror estatal. Mediante el ocultamiento de los CCD y de los asesinatos, los militares esperaban evitar el repudio nacional e internacional.
Las organizaciones de derechos humanos
En el contexto de la dictadura cívico-militar de 1976, surgió el movimiento de derechos humanos, conformado por un grupo de organizaciones que tenían en común la búsqueda de las personas desaparecidas y la defensa de los presos políticos. En septiembre de 1976, se conformó un organismo que se denominó Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Diariamente, sumaban nombres a las listas de personas desaparecidas o detenidas de manera ilegal y luego elevaban reclamos a diferentes instancias de gobierno. Como primera medida, se confeccionaba un habeas corpus, un recurso legal que obliga al Estado a informar sobre el paradero de una persona. El habeas corpus busca evitar las detenciones injustas y los abusos institucionales. Sin embargo, las autoridades negaban sistemáticamente toda información sobre el destino de los secuestrados, porque estas instituciones solían actuar en acuerdo con las Fuerzas Armadas.
En abril de 1977, un grupo de madres de desaparecidos comenzó a reunirse en torno a la Pirámide de Mayo. Con esa acción pretendían ser escuchadas por las autoridades y obtener alguna noticia sobre el paradero de sus hijos. El gobierno trató de quitarles entidad y las llamó despectivamente "Las locas de Plaza de Mayo".
A pesar de la represión, el grupo de madres se organizó y se conformó como Madres de Plaza de Mayo, para luego unirse en la lucha con otros organismos y manifestarse contra la dictadura. En 1977 también se constituyó Abuelas de Plaza de Mayo, cuyo reclamo se centró en la recuperación de los hijos de desaparecidos apropiados por la dictadura y dados en adopción a otras familias. En aquellos años las actividades emprendidas por los organismos eran muy riesgosas y muchas veces terminaban con represión, detenciones y hasta la desaparición de sus referentes. Entre los casos más conocidos, se encuentra el de Azucena Villaflor, miembro fundador de Madres de Plaza de Mayo.
La acción del movimiento de derechos humanos fue muy importante para el desgaste de la dictadura militar. Como dentro del país solían sufrir la censura de los medios de comunicación, en varias ocasiones, grupos de familiares viajaron al exterior para denunciar las violaciones de los derechos humanos ante organismos internacionales, como las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA). Gracias a esto, en septiembre de 1 979, un equipo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos visitó nuestro país para recibir y sistematizar las denuncias de los familiares. El resultado fue la redacción de un informe que describía ampliamente las diversas modalidades del terrorismo de Estado.
La lucha por los derechos humanos en democracia
En 1983 la dictadura cívico-militar llegó a su fin. En el mes de octubre, se realizaron elecciones que consagraron a Raúl Alfonsín, candidato por la Unión Cívica Radical, como presidente de la Nación. Entre las medidas impulsadas Alfonsín para resolver la llamada "cuestión de los derechos humanos", se llevó adelante la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), que debía recoger y sistematizar las denuncias de los familiares y víctimas de la dictadura. Además, en 1985 se puso en marcha el Juicio a las Juntas militares, por el cual cinco de los nueve miembros de las Juntas recibieron condenas por crímenes de lesa humanidad.
En ese contexto, las Fuerzas Armadas comenzaron a ejercer presión. En varias ocasiones, algunos sectores militares autodenominados "Carapintadas" se movilizaron con armas para obligar al gobierno a que pusiera fin a las denuncias en su contra. El gobierno de Alfonsín terminó cediendo y promovió la sanción de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Según esta última ley, todos los militares que habían actuado en cumplimiento de un mando superior debían ser declarados inocentes. Durante esos años, el movimiento de derechos humanos se mantuvo movilizado e inicialmente apoyó con ilusión varias de las medidas gubernamentales. Pero luego de la sanción de la Ley de Obediencia Debida comenzaron a asumir una actitud más crítica. Esa posición de confrontación se profundizó durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, luego de que este decidiera por decreto, entre 1989 y 1990, indultar a los militares que habían sido condenados durante el Juicio a las Juntas. Ante la ausencia de justicia, los organismos de derechos humanos crearon la consigna "Juicio y castigo a los culpables" y, en 1995, impulsaron los "juicios por la verdad'. En estos juicios se recreaba una escena judicial con el objetivo de mostrar a la sociedad qué es lo que había ocurrido. Aunque estos procesos carecían de efectos legales, permitieron recoger numerosos testimonios y difundir las denuncias.
En 2005, durante el gobierno de Néstor Kirchner, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida fueron derogadas. Gracias a esta medida, se reabrieron numerosas causas contra militares y civiles acusados de participar del terrorismo de Estado. En la actualidad, más de 300 militares cumplen condenas firmes y otros esperan sentencias. A pesar del avance que implicó la reapertura de los juicios, en 2006, se produjo el secuestro de Jorge Julio López. Su desaparición sucedió luego de atestiguar en el que sentenció a prisión a Miguel Etchecolatz, uno de los principales jefes de la policía Bonaerense durante la dictadura. Desde entonces el movimiento de derechos humanos reclama por su "aparición con vida”.


Luego de leer el texto respondan:

  1. ¿Qué características tuvo la última dictadura militar en la Argentina?
  2. ¿Qué es y cómo se llevo a cabo el terrorismo de Estado en la dictadura militar?
  3. ¿Por qué surge el movimiento de los Derechos Humanos en el país?¿Cómo actuaba el organismo "Familiares de desaparecidos y detenidos"?
  4. Busquen en la Constitución Nacional (ARTICULO 43) cuáles son las garantías constitucionales que allí se expresan,¿cómo funcionan?
  5. ¿Cómo surgió el movimiento Madres de Plaza de Mayo? ¿Con qué objetivo? Averigüen porqué usan un pañuelo blanco como símbolo.
  6. ¿Cuándo termina la dictadura?¿Quién fue el primer presidente tras la vuelta a la democracia?¿Qué medidas tomaron respecto a los DDHH?
  7. ¿Qué fueron las leyes de obediencia debida y punto final? ¿Por qué se sancionaron?¿Siguen vigentes?

1 comentario: